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Efectos del desacondicionamiento en adultos mayores y cómo poder afrontarlo.

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Dr. Gregory Mishell Díaz Villegas   (Médico Geriatra)

Una enfermedad aguda puede provocar que un adulto mayor presente reposo durante su estancia en la hospitalización o en la casa y cuando este reposo se hace prolongado puede ocasionar un problema de desancodicionamiento caracterizado por debilidad, impotencia generalizada, astenia, cansancio, síndrome de inmovilización y un declive funcional, entendiéndose esto como la alteración de la capacidad para llevar a cabo actividades de la vida diaria (bañarse, vestirse, trasladarse, etc.).

La inmovilidad tiene consecuencias adversas en los diferentes sistemas de nuestro organismo, por lo tanto, durante el tiempo que se atraviesa el proceso de la enfermedad se debe pautar estrategias de movimiento y evitar el reposo prolongado innecesario. Esta inmovilidad en el aparato locomotor provoca un declive en la fuerza/resistencia, atrofia muscular, contractura muscular y disminución en el metabolismo, en el sistema circulatorio provoca una disminución de la capacidad funcional (incluyendo el gasto cardíaco y la carga de trabajo), hipotensión ortostática, riesgo de trombosis venosa profunda. Entre otros problemas de gran impacto en los adultos mayores provocados por el desacondicionamiento tenemos infecciones urinarias, disminución del apetito, estreñimiento, ansiedad, depresión, confusión, problemas de memoria, úlceras por presión, etc.

Rehabilitación de reacondicionamiento

Cuando la patología que provocó el reposo va mejorando, permite el ingreso de terapias de rehabilitación en forma integral y luego de realizar una adecuada valoración geriátrica podemos identificar cómo intervenir con el objetivo de reacondicionar el estado general deteriorado y restaurar las funciones para la independencia. Entre estas estrategias tenemos:

  • Mejorar la función motora: Se con sigue mediante los ejercicios adecuados de acuerdo a las necesidades de cada persona por medio de la terapia física. Entre sus beneficios tenemos la mejoría del ángulo articular, mejorar la fuerza muscular, entrenamiento de grupos musculares (tórax, abdomen, piernas y brazos), mejorar la respiración y mejorarla potencia muscular con adecuados ejercicios isotónicos e isométricos.
  • Estimulación cognitiva. Muy importante intervenir con estrategias de entrenamiento cognitivo sobre todo en pacientes que han padecido problemas neurológicos (ictus, traumatismos) o en adultos mayores que presentaron durante el evento agudo problemas de delirium, confusión, agitación psicomotriz. Otro grupo que se beneficia son las personas con enfermedades neurodegenerativas (demencia, enf. Parkinson, etc.), quienes por la fragilidad cognitiva el desacondicionamiento puede producir mayores problemas en sus funciones cognitivas.
  • Apoyo psicológico: La ansiedad y depresión son problemas que experimentan los adultos mayores durante la hospitalización o estar en casa padeciendo un problema de salud agudo, el miedo, la desesperanza y la preocupación aumentan. El ayudar a afrontar estas situaciones por profesional psicológico preparado, médico y familiar es tan valioso como el efecto farmacológico en superar los eventos patológicos y evitar así que la depresión y ansiedad lleve a los problemas de la inmovilidad.
  • Nutrición: Las enfermedades y los procesos patológicos agudos provocan problemas nutricionales (anemia, déficit de vitaminas, disminución de proteínas, etc.), estos problemas nutricionales también provocan que el adulto mayor presente cansancio, baja de peso, debilidad, etc. lo cual enreda en un círculo vicio que lleva a mayor desacondicionamiento. Por este motivo es importante la adecuada valoración nutricional, eligiendo el adecuado complemento nutricional e identificando problemas para masticar o deglutir (disfagia orofaríngea) tan comunes luego de un proceso agudo en los adultos mayores, siendo necesario la intervención de un terapista de lenguaje para mejorar la deglución y disminuir el riesgo de mayor  desnutrición y neumonías aspirativas.
  • Mejorar el desarrollo de la capacidad de las actividades de la vida diaria por medio de ayuda tecnológica: Es importante la utilización de herramientas que nos ayuden a mejorar el desempeño de los adultos mayores y disminuir la inmovilidad. Entre estas alternativas contamos con tecnología de información y comunicación (ordenadores e internet), telemedicina, terapia psicológica y física por videollamada, tecnología de sensores, aplicaciones para la gestión de medicación, videojuegos (videojuegos activos o exergames), utilización de aparatos como bicicletas estacionarias, bandas, pesas, relojes que miden la frecuencia cardiaca y las calorías, etc.

Por lo tanto, debemos utilizarlas herramientas necesarias desde casa para poder disminuir el desacondicionamiento que puede provocar procesos patológicos y así darle mejor oportunidad a nuestra población adulta mayor a tener más independencia con sus funciones físicas y cognitivas.

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